Ciertamente debo ser más generoso con mis propias palabras; éstas deben fluir libres al corazón de los demás.
Siempre es bueno compartir las palabras buenas: las hermosas de aliento, las sabias que aconsejan,
las que llevan poesía...
Es necesario abrir más nuestro corazón en la plegaria, en la conversación serena con Dios.
El hombre es un templo que se hermosea con palabras buenas.
Ha de llegar...
La paz ha de llegar, iluminará nuestras vidas;
ésto será en la renovación de los corazones.