No todos los días somos generosos, seámoslo hoy. Busquemos algo de lo que somos abundantes para repartirlo: nuestra amistad, nuestra alegría, nuestra compasión...
Abundan aquellos con quienes compartir nuestro pan, o algo de nuestro dinero, o la sabiduría de una buena palabra. De verdad abundan.
Preguntemos por los necesitados. Verán que son todos aquellos que nos rodean.
Ha de llegar...
La paz ha de llegar, iluminará nuestras vidas;
ésto será en la renovación de los corazones.